Lluvia en los zapatos
El sábado por la noche vímos Lluvía en los zapatos,me gustó, me gustó mucho además, pero hasta ahora que andaba lamentandome por algunas cosas, no había caido en algunas coincidencias que han surgido este fin de semana y la pelicula.
Lluvia en los zapatos, creo que intenta hacernos ver que hay cosas que no sólo dependen de nosotros, ya que el destino, juega un papel importante, y en la mayoría de los casos es imposible de preveer.
Victor, el protagonista, comete una infidelidad, ello le lleva a perder a su novia, a la que creía que había dejado de querer. Pasados ocho meses, ella rehace su vida y se va a casar, entonces Victor se dá cuenta de lo importante que era ella para él(siempre es igual, no valoramos las cosas hasta que las perdemos)Se lamenta, se inventa, se le esfuman las ganas de vivir...hasta que la noche antes de la boda, el destino le dá otra oportunidad podiendo retroceder en el tiempo y enmendar errores.
Hace todo lo posible porque todo vuelva a ir bien con su chica, e intenta por todos los medios, que su camino no se cruce con aquel que se iba a casar. Afronta la vida con una sonrisa, es más positivo...Pero es imposible, ella se encuentra con aquel hombre, se enamora, y deja a Victor.
La pelicula tiene un final inesperado, que no contaré por si alguien se anima a verla, yo la recomiendo desde aqui, desde donde me encuentro pensando en que me encantaría ser como Victor, retroceder en el tiempo, y evitar por todos los medios que una semana preciosa terminase con un fin de semana de tormentas en los corazones. Aqui no hay infidelidades, pero si hay lagrimas, reproches,ganas de distancia y dolor en el pecho.
El lunes pasado tenía una sonrisa gigante pintada en la cara, hoy se me dibuja una sonrisa, pero una sonrisa que desprende miedo...ese miedo que dá la sensación de que igual algo no volverá a ser lo que era.
Dicen que de los errores se ha de aprender, y yo, a pesar de ni si quiera tener muy claro lo que nos ha pasado, haré lo posible por estudiar esta lección, para el día que se vuelva a presentar el examen, aprobar con buena nota. Sin hacer daño, sin crear rechazo, y soñando que un día muy cercano se repetiran esos momentos que no me dejaban perder la sonrisa.